En nuestra realidad donde el derecho a un trabajo digno y la igualdad de condiciones laborales para las mujeres parecen una conquista natural, es vital recordar que no siempre fue así. Hubo pioneras que, con coraje y visión, abrieron camino en un terreno hostil. Una de ellas fue Elvira Rawson de Dellepiane, una revolucionaria incansable que desafió las convenciones de su tiempo para pelear por los derechos de las mujeres en todos los frentes: la educación, la medicina, la política y, sobre todo, la igualdad en el ámbito laboral.
Nacida el 19 de abril de 1867 en Junín, provincia de Buenos Aires, Elvira se trasladó con su familia a Mendoza a los seis años. Allí se destacó como una de las primeras docentes de la provincia, pero su sed de conocimiento no encontró techo. Movida por un sueño que desafiaba las expectativas familiares, se mudo a la Ciudad de Buenos Aires para estudiar Medicina, enfrentando la férrea oposición de una sociedad que miraba con desconfianza a las mujeres en los claustros universitarios.
Con un gran esfuerzo, costeó sus estudios trabajando como maestra mientras estudiaba Medicina, hasta convertirse en la segunda graduada de la Argentina. No se detuvo allí su deseo de conocimiento, años más tarde consiguió el título de Doctora en Filosofía, ampliando su horizonte intelectual en una época en que los logros eran terreno casi exclusivo de los varones.
Pero su vocación trascendió los límites de un consultorio y las aulas.
Su mirada feminista la introdujo a la política, ingresando asi a la Unión Cívica Radical. Asi inicio su caino en el ala más progresista de la Unión Feminista Radical, destacandose en la igualdad de derechos, la mejora de las condiciones laborales y la paridad salarial entre hombres y mujeres. Fue tal su entrometimiento en el ideario radical que el propio Leandro N. Além la reconoció públicamente como una figura indispensable para el movimiento.
Su compromiso militante se consolidó en 1910, cuando participó activamente del Primer Congreso Internacional Feminista, celebrado en el marco del Centenario de la Revolución de Mayo. Y su momento más trascendental llegaría en 1919, cuando cofundó la Asociación Pro Derechos de la Mujer, una organización que nucleó más de 11.000 afiliadas y se convirtió en un espacio estratégico de lucha por el sufragio femenino y otras reivindicaciones clave, en trabajo conjunto con referentes como Alicia Moreau de Justo.
Elvira Rawson fue más que una médica y política, fue una líder en la lucha de derechos y de las grandes feministas de la primera ola en Argentina. Madre de ocho hijos, logro conjugar la vida familiar con la militancia y la vocación académica, desafiando con su sola existencia las limitaciones que la sociedad de la época imponía a las mujeres, guias de familia. Falleció el 4 de junio de 1954, a los 87 años, y descansa en el Cementerio de la Recoleta junto a su familia.
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