Mujeres que dejaron huella: Julieta Lanteri, primera mujer en votar en Argentina

En nuestra realidad donde el derecho al voto parece una obviedad, debemos recordar que hubo quienes lo conquistaron contra todo pronóstico. Julieta Lanteri fue una de ellas, una mujer revolucionaria, con gran deseo por un cambio profundo desde la política en relación a los derechos feministas e infantiles.

Foto de Julieta Lanteri

Lograr tales derechos y debates no fue nada fácil ni rapido.

Nacida el 22 de marzo de 1873 en Cuneo, Italia, Julieta llegó a Buenos Aires siendo apenas una niña, acompañada por sus padres y su hermana Regina. Su historia es la de tantas mujeres inmigrantes que encontraron en esta tierra promesas de libertad, pero también la de una pionera que se animó a ir más allá.

A los 13 años fue la primera mujer en ingresar al Colegio Nacional de La Plata. Lo que más tarde, en conjunto con un permiso especial otorgado por el decano el Dr. Leopoldo Montes de Oca, accedió a la Facultad de Medicina, donde se graduó como farmacéutica y médica, convirtiéndose en la quinta mujer en recibir ese título en la Argentina.

Pero su visión trascendía lo individual y su propuesta del cambio empezó a ser colectivo. Por eso se involucró en los debates políticos e intelectuales de la época. En 1906, participó del Congreso Internacional del Pensamiento y se sumó al Centro Feminista, donde compartió ideas con figuras feministas como Alicia Moreau de Justo. Posterior a estos eventos fundó la Liga Argentina de Mujeres Librepensadoras, decidida a disputar no sólo los espacios académicos, sino también los derechos civiles.

Para 1910, mientras el país celebraba el centenario de la Revolución de Mayo, Julieta no se quedó al margen de dichas celebraciones y organizó el primer Congreso Internacional Femenino del mundo, reuniendo referentes como Cecilia Grierson y Elvira Rawson. También fundó la Liga Pro Derechos de la Mujer, la Liga por los Derechos del Niño, participó activamente en la Liga contra la Trata de Blancas y organizó el Primer Congreso del Niño a nivel mundial. Su visión era muy clara, quería poner en la agenda política nacional los derechos de las mujeres y de la infancia.

Pero fue en 1911 cuando ella escribió una página inolvidable de nuestra historia. Aprovechando un vacío legal en la Ley Sáenz Peña, que redefinió el padrón de electores como “los ciudadanos mayores, residentes en la ciudad, que tuvieran un comercio o industria o ejercieran una profesión liberal y pagasen impuestos” en búsqueda de ampliar el padrón electoral a clases sociales bajas e inmigrantes, trayendo consigo la obligatoriedad y secreto del voto y olvidando algo trascendental como especificar el género de dichos ciudadanos, gracias a ello Julieta Lanteri se presentó para empadronarse ante la Justicia.

Las resistencias no tardaron en llegar, sin hacer faltar argumentos en su contra apelando a prejuicios sexistas: desde la supuesta "inestabilidad" derivada del ciclo menstrual hasta la presunta inferioridad intelectual de las mujeres.

Sin embargo, el juez falló a su favor. En un fallo histórico expresó “ Como juez tengo el deber de declarar que su derecho a la ciudadanía está consagrado por la Constitución y, en consecuencia, que la mujer goza en principio de los mismos derechos políticos que las leyes, que reglamentan su ejercicio, acuerdan a los ciudadanos varones.”

Así, el 26 de noviembre de 1911, Julieta Lanteri se convirtió en la primera mujer en votar en la República Argentina y en toda Latinoamérica, al emitir su voto en la parroquia San Juan Evangelista, en el barrio de La Boca.

El sistema al poco tiempo cerró esa puerta que ella había logrado abrir en la Justicia. El Consejo Deliberante porteño sancionó una ordenanza que regulaba el empadronamiento al que figuraba en el registro militar, del cual las mujeres estaban excluidas. Lejos de resignarse, Julieta se presentó ante los registros militares para ser enrolada como médica, e incluso acudió al Ministro de Guerra y Marina para insistir con su solicitud.

Su pedido fue rechazado en todas las oportunidades.

Había abierto un camino que no podrían transitarlo por completo. La victoria definitiva del sufragio femenino llegaría recién en 1947, sí, 37 años después de aquel voto pionero.

Pese a esto, Julieta Lanteri no se iba a quedar de brazos cruzados y en 1919 decidió redoblar la apuesta presentandose como candidata a diputada nacional por el Partido Feminista Nacional, fundado por ella misma. Esta fue la primera vez que una mujer se postulaba para tal rol de poder, argumentando en la junta electoral que entre las exclusiones específicas para el cargo no indicaba que el género femenino fuese uno. Su candidatura no fue simplemente simbólica, obtuvo cerca de 154.000 votos, lo que demostró que muchos hombres, ya que las mujeres seguían sin poder votar; apoyaban la ampliación de derechos y el avance de las mujeres en la esfera pública.

La figura de Lanteri incomodaba a los sectores más conservadores de la época. La médica y politica feminista, no solo luchaba por el sufragio femenino, sino que también trabajaba por los derechos de una licencia por maternidad, prohibir la venta de alcohol, otorgar un subsidio por hijo, abolir la pena de muerte y establecer la igualdad entre hijos legítimos e hijos ilegítimos. Participaba activamente en organizaciones que combatían la trata de personas y defendían a los niños y niñas explotados por el trabajo infantil.

A principios de 1920, el senador Juan B. Justo la incluyó en su lista del Partido Socialista junto a Alicia Moreau de Justo. En 1924, año en que triunfó el Dr. Alfredo Palacios, Julieta lo siguió en cantidad de votos obtenidos. No fue un evento que pasara desapercibido políticamente y a partir de allí comenzó a ganarse aún más enemigos.

El 25 de febrero de 1932  Julieta Lanteri falleció de manera trágica,  a sus 58 años fue atropellada por un automóvil que hacía marcha atrás subiendo a la vereda en Diagonal Norte, pleno microcentro de la Ciudad de Buenos Aires; en circunstancias que alimentaron sospechas de un atentado disfrazado de accidente. A pesar de este desenlace, su legado trascendió su tiempo.

Recién en 1947 por la Ley 13.010 de sufragio femenino impulsada por Eva Perón, las mujeres en Argentina pudieron votar de forma legal y ser electas para cargos públicos. Sin embargo, sin pioneras como Julieta Lanteri, que desafiaron la ley escrita y la no escrita, ese triunfo hubiera tardado mucho más en llegar.

Hoy, su figura se recuerda como la de una auténtica revolucionaria: una mujer que, en tiempos profundamente hostiles para las aspiraciones femeninas, no sólo imaginó un país con igualdad de derechos, sino que vivió y luchó cada día para construirlo. Julieta Lanteri es parte esencial de nuestra historia democrática; una de esas voces que se adelantaron a su tiempo y que, aún hoy, nos invitan a seguir abriendo caminos.

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